Vinos artesanos Bodega La Cerca Pozo Estrecho Cartagena

Filosofía artesana

El espíritu vitivinícola y emprendedor de Domingo Alcaraz Roca se ve reflejado, además de en la calidad de sus vinos, en la investigación sobre diferentes métodos de cultivo que respeten el medio ambiente, en los procedimientos de recuperación de las cepas autóctonas y en el uso de aquellos procesos de elaboración que sean completamente artesanales.

En la viña, el cultivo de las variedades autóctonas Monastrell y Merseguera es respetuoso con el medio ambiente y se hace un uso eficiente de los recursos naturales, por ejemplo, empleando el abonado orgánico.

Ofrecemos vinos de elaboración artesanal y respetuosos con el medio ambiente, una apuesta por la excelencia del producto y nuestra contribución para mejorar el mundo que nos rodea.

Nuestros vinos nacen en la viña y durante un año, a merced de las influencias del terruño, el clima, la lluvia y la temperatura, es donde adquieren su personalidad. Por esta razón, seguimos las prácticas artesanas tradicionales de nuestros antepasados, para que el proceso de elaboración de nuestros vinos sea lo más respetuoso posible con la uva, con el fin de ensalzar sus cualidades.

Para elaborar nuestros vinos artesanos, respetamos los ciclos lunares que han sido cruciales en los albores de la Agricultura. Spica es la estrella más brillante de la constelación de Virgo y los primeros agricultores la relacionaron con los nombres que fueron dados a la Diosa de la Fertilidad en las distintas civilizaciones antiguas (Ishtar, Isis, Astarté, Tanit, Ceres, Venus) y tras el advenimiento del Cristianismo, con el culto de la Virgen María. Estos agricultores primitivos asociaron el ciclo agrícola a esta estrella, al observar que Spica desaparecía en el horizonte el 15 de agosto, coincidiendo con la recogida de la cosecha, para reaparecer el 8 de septiembre, coincidiendo con el momento de la siembra. Por ello, un dicho popular nos recuerda que "Por Santiago y Santa Ana pintan las uvas y para la Virgen de Agosto, ya están maduras."

Así, a partir del 15 de agosto, cuando llega el momento de la vendimia, al comprobar la maduración a través de la cata de las uvas en cada parcela, todas las uvas se vendimian a mano, disponiéndolas en pequeñas cajas de 10 kilogramos de capacidad para evitar roturas y asegurar, así, la máxima integridad del fruto.

La uva recogida se selecciona por racimos y por granos, eliminando hojas, sarmientos, racimos y granos en mal estado, pequeños restos de raspón para que sólo las mejores uvas de nuestros viñedos formen parte del futuro vino que vamos a elaborar. Con una prensa artesanal perteneciente a nuestros antepasados, realizamos un prensado breve y suave para mantener la uva lo más intacta posible y pasa por gravedad, al depósito, evitando así que se estropee la piel para que dentro del depósito podamos conseguir un vino que muestre todo el potencial de la uva.

Realizamos la fermentación natural en tinajas con las levaduras autóctonas, eliminando elementos agresivos para el paladar que originalmente están presentes en el mosto. Por último, hacemos la crianza del blanco Merseguera en tinajas de cerámica y del tinto Monastrell durante 6 meses en barrica de roble francés. El roble es un material noble que favorece el intercambio de oxígeno a través de los poros de la madera, lo que facilita que el vino sea más franco y muestre todos sus aromas. La madera, además, actúa como aislante térmico, permitiendo retrasar la fermentación y que todo se haga más despacio, favoreciendo la presencia de la fruta.